Son muy pocas las cosas que un inmigrante se lleva consigo cuando parte. En la maleta sólo hay unos cuantos trapos y un par de fotografías. En el bolsillo no hay más que el pasaporte y, si hay suerte, unos dólares. No es nada. Atrás se quedan su familia, sus amigos de la infancia y sus platos favoritos. Atrás se queda el único mundo que conoce – y el único mundo que lo conoce a él.
Por dicha, hay una parte de ese mundo que el inmigrante se lleva consigo. Algo que, sin darse cuenta, él sube al avión cuando se va. Algo que le va a recordar a casa y que, cuando lo comparta con otros, lo va a hacer sentir en casa – su idioma.
Por eso el inmigrante se aferra a su lengua materna. Lo lleva a la escuela, al trabajo, al mall … a todos lados. Es una de las pocas cosas que lo hace sentir más cerca a casa, más acompañado, más feliz.
Desafortunadamente, la dicha no le dura. En los Estados Unidos, aquellos que no saben su historia no dudan en acusarlo de quebrantar el orden social y de promover la desunión. Le exigen que aprenda inglés. Que lo hable en todos lados y para todas las cosas, incluso cuando hablar inglés es irrelevante.
“El inmigrante sabe que aprender otros idiomas le va a ayudar a conectarse con otras personas. Pero aprender un idioma nuevo en la edad en la que los inmigrantes usualmente migran no es fácil.” – Genesis Fukunaga Luna Victora ’19
El inmigrante sabe que aprender otros idiomas le va a ayudar a conectarse con otras personas. Pero aprender un idioma nuevo a la edad en la que los inmigrantes usualmente migran no es fácil. Pagar por y/o acceder a cursos de inglés no es fácil.
Dejar ir el único elemento que uno tiene de casa y que lo hace sentir en casa no es fácil. No es fácil para el inmigrante, y tampoco lo sería para ti. Si te mudas a Japón y llamas a tu familia para contarle cómo estás, vas a hablar en inglés.
Si te dan una pasantía en Rusia y te encuentras a otro estadounidense en el grupo, seguramente le vas a hablar en inglés. Si viajas a México de vacaciones con unos amigos de la universidad, seguramente van a hablar en inglés. Y está bien. El mundo no se desmorona porque hables en inglés en un país donde la mayoría de personas no lo hacen. Que tu mundo tampoco se desmorone porque las personas hablen su lengua materna acá.
Genesis Fukunaga Luna Victoria ’19 (fukuna1@stolaf.edu) is from Trujillo, Peru. She majors in nursing.
En “La Sazón,” editada por Genesis Fukunaga Luna Victoria ’19 (fukuna1@stolaf.edu), hispanohablantes nativos de la comunidad de San Olaf exploran políticas, la universidad, cultura y más. Si quiere contribuir a la columna, envíe un correo electrónico a mess-exec@stolaf.edu.
In “La Sazón,” edited by Genesis Fukunaga Luna Victoria ’19 (fukuna1@stolaf.edu), native Spanish speaking members of the St. Olaf community explore politics, campus life, culture and more. If you would like to contribute to the column, email mess-exec@stolaf.edu.